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Ojalá Quedarme En Casa: el lema del sinhogarismo en tiempos de pandemia

  • eltechoinvisible
  • 28 abr 2020
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 29 abr 2020

OPINIÓN

Andrea Cuerva


El ya famoso coronavirus ha provocado un giro radical en nuestras sociedades. Nuestras rutinas han sido sustituidas por horas y horas confinados en casa con la explícita condición de salir de esta solo cuando sea urgente y necesario. Actualmente, estar en la calle supone un riesgo para la salud de todos, pero ¿qué sucede cuando tu casa es la calle? 


Las personas sin hogar forman uno de los colectivos de máximo riesgo de contagio por este virus. No pueden confinarse en sus casas. Ni siquiera pueden cumplir con la higiene recomendada. Ahora mismo, mantener sus vidas a salvo es casi imposible. 


Ayuntamientos como el de Barcelona han intentado poner remedio a esta situación. El gobierno municipal anunció que la ciudad contaba ya con 2.200 plazas destinadas a la protección de personas sintecho. Además, ha reforzado el número de centros destinados a esta causa aportando 385 plazas más, con posibilidad de ampliación según las necesidades


Aunque la propuesta principal era perfecta, todo el plan se ha visto desbordado en la práctica. La Fundación Arrels tiene contabilizadas más 4.200 sin hogar en Barcelona, pero las plazas que se ofrecen desde el ayuntamiento no llegan a las 2.600. La propuesta del ayuntamiento es muy buena en el papel: se dará cobijo, ropa, comida diaria y unas condiciones higiénicas adecuadas a personas que habitualmente no las tienen. El problema aparece cuando lo aplicamos a una realidad que se aleja mucho de nuestro imaginario, en el cual no llegamos a  concebir la existencia de un número  tan elevado de personas sin hogar como el que se ha podido observar en esta situación. 

El sinhogarismo es invisible en nuestra sociedad. Cuando vemos a alguien por la calle que claramente no tiene hogar giramos la mirada con la intención de no cruzarnos con la suya. Parece ser que esta es la mejor forma de evadir los problemas: si no lo veo, no existe. Esto es un reflejo de la actitud de los ayuntamientos. Pero el coronavirus nos ha obligado a salir de nuestro imaginario idealizado para topar con una realidad mucho más dura: sí, las personas sintecho existen, y son muchas más de las que imaginamos. Ha sido una forma de recordar a los gobiernos municipales que son necesarias las medidas para mejorar la situación de este colectivo, no solo en tiempos de pandemia.  


Bajo la etiqueta viral #YoMeQuedoEnCasa se esconde una cruda realidad para estas personas que, aun queriendo, no disponen de un techo que les cobije. Las medidas del ayuntamiento no sólo se quedan cortas, sino que aquella solución inicial tan segura para los más desfavorecidos ha acabado siendo todo lo contrario. Los centros habilitados por los ayuntamientos tienen una ocupación masiva, lo que impide mantener las distancias de seguridad requeridas y atender correctamente a los afectados. Además, en estos momentos habrá cientos de personas sin hogar deambulando por Barcelona, sin opción a acceder a algún centro. Personas desprotegidas, una vez más, luchando contra el virus cuerpo a cuerpo.  


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