De Gambia a las calles del Raval

Alex, o Camarón de la Selva, apodo que utiliza con sus amigos, es una persona sintecho del Raval que llegó a España hace veinte años. Es de Gambia, un país precioso donde era pescador y, como él dice, las langostas solo valen 1,5€/kg. Muy a su pesar, tuvo que abandonar su hogar y con los papales en una mano y su hermano en la otra, tuvo que empezar de cero en Barcelona.

Fuente: Elaboración propia

Al poco tiempo consiguió trabajo en una fábrica de televisores alemanes de Sabadell. Él, cargaba y descargaba centenares de productos cada día, y todo iba bien hasta que llegó la crisis. Según la Comisión Europea, el sector industrial fue el más afectado, y Alex fue una de las víctimas. Su empresa le liquidó el contrato y se quedó sin poder pagarse una habitación. Por esto, empezó a vender marihuana y hachís. “Solo a guiris”, afirma el gambiano. “Si me hablaban en inglés, italiano o francés vendía, pero a españoles no porque hay mucha secreta”. Desgraciadamente su técnica para evitar a la policía no funcionó mucho tiempo y acabó en la cárcel. Primero estuvo en La Modelo, pero luego lo trasladaron al centro penitenciario Quatre Camins. Después de cumplir sus diez años en prisión, empezó una nueva condena en la calle.

“Cuando llueve, dormimos en tiendas de camping. La policía lo sabe y vienen a buscarnos para saquearlas y quitarnos nuestras cosas. Hoy han venido y he tenido que ir a Arrels a buscar ropa porque me había quedado sin nada”, explica Alex.

Él no lo acaba de entender, ya que considera que no hace nada malo, solo dormir en lo que ahora es su casa e intentar ganar algo de dinero. Esto último lo hace de la única manera que puede: llenando garrafas de agua y vendiéndolas por unos 15-20€. No tiene papeles y sin ellos es imposible trabajar. “Como he estado una década en la cárcel, tengo que esperar entre tres y cinco años para poder arreglarlos”, comenta.  Pero hay otra manera de conseguir estos trámites: una boda. Por suerte, Alex, tal y como lo ha expresado, disfruta del amor y la compañía de una mujer con la que se va a casar en breves. De esta manera, conseguirá la documentación necesaria para trabajar y poder irse de vacaciones a su país.

Para él, su vida se encuentra en España, pero una de las personas que más quiere y admira, su hijo, vive en Gambia. Hace 20 años que no lo ve. Sabe que es coronel del ejército de su país, ya que se comunican por WhatsApp, igual que con su madre y el resto de sus familiares, los cuáles no saben qué es un sin techo.

“Mi madre se moriría si supiera que vivo en la calle”

No obstante, no se arrepiente de nada porque para él todo lo que ha vivido es el destino de Dios.  Además, aunque se considere un "fracasado", se enorgullece de sus raíces africanas y los siete idiomas que aprendió viajando por el continente, y también de su nueva vida en España.

#sintecho #sinhogar #africa #raval